Especialista pide apostar por una reconversión de la tierra y siembras
El cultivo de soya, entre otros monocultivos, así como la expansión de los desarrollos inmobiliarios y cambio de uso de suelo son las prácticas que más deforestan las selvas en Yucatán, advirtió Silvia Llamas Prado, coordinadora del Grupo de Trabajo de Gobernadores sobre Clima y Bosques (GCF, por sus siglas en inglés) Task Force México.
Para la activista, el estado debe ofrecer una diversidad de opciones para cultivar otras especies y diferentes maneras de generar ingresos para las familias y no sólo una que a la larga afecte a los bosques y selvas de la región.
A su vez migrar a otro tipo de prácticas más agroecológicas, una reconversión de la tierra y cultivos: aprovechar mejores recursos naturales, mejorar la fertilidad de la tierra y a romper los ciclos biológicos de plagas y enfermedades.
GCF es una colaboración subnacional de 39 estados y provincias que trabajan para proteger los bosques tropicales, reducir las emisiones de la deforestación y la degradación forestal, y promover vías realistas para el desarrollo rural que mantenga los bosques.
De acuerdo con datos del Global Foreste Watch (GFW), desde 2002 hasta 2021, Yucatán perdió 4.39 miles de hectáreas (Kha) de cobertura de bosque primario húmedo, lo que representa 0.95 por ciento de su total.
En este mismo periodo también perdió 495 miles de hectáreas de cobertura arbórea.
Llamas Prado comentó que, si bien en el estado se han observado resultados “satisfactorios” para combatir la deforestación, el cultivo de monocultivos, como la soya, sigue siendo una de las acciones que más afectan a las selvas. “Estos cultivos están acelerando bastante la pérdida de la selva”, apuntó.
La también coordinadora de la agrupación Pronatura a nivel sur, dijo que esto tiene que ver con que la demanda es muy alta entre los consumidores, por lo que el estado debe ofrecer una diversidad de espacios económicos, donde las comunidades pueden diversificar sus entradas de recursos.
Y de esta manera, añadió, tener mayores beneficios y no sólo enfocarse a un solo cultivo, aunque sea muy demandado; pues al final el tiempo de vida de las tierras donde se generan estas plantaciones también se va a cortar.
Aunado a esto, la especialista opinó que los productores y campesinos deben transitar a prácticas agroecológicas, hacer una reconversión productiva: ser más armónico con la producción generar ingresos diversificados para evitar una sobre explotación de la tierra, haciéndolas improductivas y al mismo tiempo dañando los ecosistemas.
También dijo que los ciclos de las zonas rurales se ven afectadas por la llegada de personas migrantes de otras partes que cultivan diversos productos que generan dinámicas “riesgosas” para el ecosistema local, tal es el caso de los menonitas.
Por otro lado, Silvia Llamas indicó que el tema del cambio de usos de suelos por construcción y desarrollos es de los “riesgos más fuertes” en el estado y la península.
Ante este panorama, las autoridades deben coordinarse para afrontar estos temas, trabajar con los municipios y comunidades del interior del estado, para que las estrategias sean más concretas; y hacer equipo con el sector empresarial para beneficio del medio ambiente.